Marina Nuñez

En esta entrada uso dos textos de Marina Nuñez. Están entrecomillados. Los enlaces que he tejido «en medio» de los textos remiten a las críticas y a los acuerdos que tengo con ella. La imagen de Toledo de arriba sólo sirve de contraste para con la imagen que de Toledo tiene la autora.

Marina Nuñez y el artificio en Hannah Arendt

La mujer en la imagen y la imagen de la mujer se mezclan en una nueva representación que acentúa el carácter híbrido y artificial de nuestras construcciones de la identidad humana, masculina y femenina.

La reutilización aquí de la iconografía surgida de las imágenes tecnológicas crea un nuevo medio de expresión de los problemas de la identidad fronteriza que hubiera sido imposible en un universo imaginario o literario más humanista al viejo estilo.

Marina Nuñez y la conciencia general y genérica

«Gran parte del arte feminista ha sido construido, con una cierta rabia y mucho entusiasmo, desde esta nueva conciencia de comunidad que intenta encontrar una identidad propia para, a partir de ella, promover la lucha política contra la discriminación.

Las estrategias empleadas aspiran a proveer modelos positivos de identificación para las mujeres, en una sociedad que desconsidera sus puntos de vista o sus deseos, y que representa sistemáticamente sus conocimientos como neurosis, aberraciones o fantasías.

Se trata de investigar los conceptos, explorar las vivencias, y buscar los modos de expresión específicos de las mujeres, incluso en ocasiones glorificar una esencia personal y artística específicamente femenina.»

Marina Nuñez y el vacío femenino

“El desorden, la inestabilidad, los desplazamientos,
el inconsciente, las pulsiones, las tensiones,
lo oculto, lo insospechado, lo misterioso,
lo excéntrico, lo monstruoso, la otredad,
lo inescrutable, lo oscuro, lo inefable,
la conmoción, lo convulso, el abismo,
la ansiedad, la angustia, el terror,
el exceso, el deseo, el riesgo,
el éxtasis, el trance, la posesión,
la metamorfosis, la inconsistencia, lo informe,
los agujeros, las grietas, los poros,
las obsesiones, las somatizaciones, los delirios,
y así sucesivamente,
pero en las representaciones.

A este lado del lienzo o la pantalla: orden, racionalidad, diafanidad, normalidad, claridad, firmeza, serenidad, contención, descreimiento, permanencia, estabilidad, cordura.A este lado del lienzo o la pantalla: orden, racionalidad, diafanidad, normalidad, claridad, firmeza, serenidad, contención, descreimiento, permanencia, estabilidad, cordura.

¿Es eso cierto, es lo que deseamos? Quizá, pero no debería serlo. A estas alturas ya está muy claro que la apuesta de nuestra cultura por una razón extrema, por un sujeto que era sólo conciencia, era ingenua y fundamentalista. Que los riesgos que parecían acechar en lo emocional, lo orgánico, lo inconsciente, lo irracional… no podían evitarse sin provocar una catástrofe de mayor alcance que la que se intentaba esquivar.»